La conciencia no tiene tacto, ni olor ni color,
pero si tiene un amargo sabor.
Es invisible como un fantasma
que se desplaza por nuestros organismo
invadiendo nuestro cuerpo de una extraña y rara sensación,... siempre está al acecho, vigilante.
Es muy sensible, ante el bien se muestra pacífica,
sosegada, invade nuestro cuerpo de calma y tranquilidad,
ante el mal se muestra rabiosa, como un lobo hambriento
que desgarra nuestras entrañas,
es como un órgano pero más complicado.
No a todo el mundo se le manifiesta,
hay serias dudas que abalan que hay personas
que posiblemente han nacido huérfanas,
que no tienen esa sensibilidad especial, están inmunizadas
con un antídoto que por suerte es desconocido
por la gran mayoría, nos cruzamos con ellos cada día
y son fáciles de reconocer, porque se comportan como alimañas
al acecho de su presa.
bueno lo que quiero decir es que aunque la conciencia
no tenga forma, ni tacto ni olor trabajémosla
para mantenerla siempre despierta en nuestro organismo,
dejémosla que se muestre,
que sea como un buen amigo que todos necesitamos
para que nos advierta de cualquier mala tentación,
y que a veces, porque no, también nos de alguna alegría.
A.RUEDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gràcies pel teu comentari, la teva opinió ens interessa
Gracias por tu comentario, tu opinión nos interesa