UNA TARDE DE CINE (Agustín Rueda)

martes, 8 de enero de 2013


Domingo, once de la mañana; el teléfono suena insistentemente, mi cabeza era una olla de grillos, el ruido, la música y todos mis amigos vociferando a la vez; la fiesta del sábado quería amargarme el plácido domingo y ahora, lo que faltaba, el teléfono; saqué las manos de entre las sabanas.

“Dígame” -le dije un tanto mal humorada.
-Buenos días Isabelita, por tu tonillo de voz parece que hoy no tienes un buen día.
Cuando escuche su voz tuve conciencia de quien había al otro lado de la línea.
-Escucha, -me dijo sin darme tiempo a resollar; -esta tarde tienes que acompañarme, quiero ir a la sala Brístol; hacen una película que no me la quiero perder; mi amiga Rosa se marchó de fin de semana y me dijo que no me podía acompañar, he pensado en ti para sustituirla ¿No me defraudarás verdad?
-Vale, te recogeré a las seis, después daremos un paseo.
No podía desairarla, ¡Había hecho tanto por mí! Siempre que tenía un problema allí estaba ella para apoyarme y aconsejarme; iría, aunque eso supusiera dar al traste con mis primeros planes.
La tarde no daba para lanzar cohetes, la película no era de mi agrado, pero ella reía como una quinceañera; yo al verla feliz me di por bien pagada y al final me contagió su alegría.
A la salida del cine dimos un paseo, anduvimos por calles que mis pies hacía años que no habían vuelto a pisar; ella me contaba historias de sus años más jóvenes; yo le hablaba de mis amigos.
Visitamos el museo de cera donde nos lo pasamos en grande viendo héroes de su época; la tarde se nos hizo corta, vivía en un sueño en el cual ella era la principal protagonista.
Después de merendar en un típico restaurante cogimos el coche y la acerqué a su casa.
Subimos al piso, después de comentarme por activa y por pasiva todo lo que había disfrutado me dijo; -cariño, me has hecho pasar una tarde muy feliz, nunca la olvidaré; pero ahora estoy cansada, me quiero ir a la cama.
-Si abuela, yo también me lo he pasado muy bien en tu compañía, ahora es tarde y tienes que descansar; le ayudé a desnudarse, nos dimos un abrazo y se metió en la cama.
Esperé un ratito, pronto se durmió le di un beso en la frente y susurré para mi <<gracias abuela por todo el cariño que a lo largo de tu vida me has dado>> cerré la puerta y me marché a casa feliz.


A. RUEDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gràcies pel teu comentari, la teva opinió ens interessa
Gracias por tu comentario, tu opinión nos interesa

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...